lunes, 20 de diciembre de 2010

enfermedades por falta de higiene

Infecciones por falta de higiene
  • Los problemas más graves, relacionados con la higiene son las enfermedades que pueden adquirirse. El hábitat familiar del niño es el primer núcleo de infecciones. Las ventanas cerradas todo el día, el encierro, el hacinamiento, el humo del cigarrillo y la contaminación atmosférica, permiten que los virus presentes en el ambiente se desarrollen y provoquen resfríos o bronconeumonías.

  • Para que un niño tenga las condiciones propicias, cultive hábitos higiénicos y no presente cuadros infecciosos, es fundamental que en la cocina existan los más altos niveles de limpieza, y que se limite a lo estrictamente necesario el contacto con muchas personas, en espacios cerrados, donde obviamente se respira el mismo aire.

  • Además de evitar el contagio de enfermedades, la adquisición de buenos hábitos higiénicos ayuda a los niños en su proceso de inserción social entre sus pares y les brinda una sensación de seguridad e independencia. De pequeños, ellos creen que las normas de higiene son un capricho de los padres, pero con el tiempo, las      aprecian.                                                                   El colera.- Es una enfermedad aguda, diarreica, provocada por una infección intestinal por la bacteria Vibrio cholerae. La infección generalmente es benigna o asintomática pero, a veces, puede ser grave. Aproximadamente una de cada 20 personas infectadas puede tener la enfermedad en estado grave, caracterizada por diarrea acuosa profusa, vómitos y entumecimiento de las piernas. En estas personas, la pérdida rápida de líquidos corporales lleva a la deshidratación y a la postración. Sin tratamiento adecuado, puede ocurrir la muerte en cuestión de algunas horas.
    ¿Como se adquiere el cólera?
    Una persona puede adquirir cólera bebiendo agua o comiendo alimentos contaminados con la bacteria del cólera. Durante una epidemia, la fuente de contaminación son generalmente las heces de una persona infectada. La enfermedad puede diseminarse rápidamente en áreas con tratamientos inadecuados de agua potable y agua de alcantarillado.
    La bacteria del cólera también puede vivir en ríos salobres y aguas costeñas. Comer mariscos crudos es una de las formas de adquirir cólera; algunas personas en los Estados Unidos contrajeron el cólera después de comer mariscos crudos o mal cocidos del Golfo de México.
    Es poco común la transmisión del cólera directamente de una persona a otra; por lo tanto, el contacto casual con una persona infectada no constituye un riesgo para contraer la enfermedad.
    ¿Cómo prevenir el cólera?
    Es muy poco el riesgo de contraer el cólera para las personas, cuando se toman algunas simples precauciónes.
    Todas aquellas pesonas que viven en lugares dondeno hay agua potable deben seguir las siguientes recomendaciones:
    Beber solamente agua hervida por usted mismo o tratada con cloro o yodo. Otras bebidas que no ofrecen peligro son té y café preparados con agua hervida y bebidas carbonatadas envasadas, sin hielo.
    Coma alimentos que han sido suficientemente cocidos y que están aún calientes o frutas a las que usted mismo les quitó la cáscara.

    Evite el pescado o mariscos crudos o poco cocidos, incluyendo el ceviche.
    Asegúrese que todos los vegetales estén bien cocidos y no consuma ensaladas.

    Evite las comidas y bebidas de vendedores ambulantes.
    Hasta ahora se conocen varios virus de la hepatitis A, B, C, D, E, G y algunos otros. Además existen otros patógenos que pueden dar lugar a una hepatitis como parte de los síntomas que producen. Los más conocidos y estudiados son los tres primeros.

    • La hepatitis A es una enfermedad que se transmite generalmente por beber agua o comer verduras o frutas frescas lavadas con agua contaminada por el germen. El contagio también se puede producir de persona a persona, por lo que es frecuente que en una familia haya varios afectados a la vez, o que aparezcan brotes en instituciones (por contagio simultáneo de varias personas con los productos contaminados). Actualmente es más frecuente en países en vías de desarrollo, donde las condiciones higiénicas son peores.
      Tras el contagio se pueden tener síntomas como cansancio, color amarillento de la piel (ictericia) y orinas de color oscuro. Las transaminasas (enzimas del hígado) se elevan y pueden aparecer trastornos de la coagulación. En un pequeño porcentaje de pacientes el cuadro clínico se comporta como una hepatitis fulminante, con fallo hepático grave y riesgo de fallecimiento si el paciente no es trasplantado. En la mayoría de los casos se cura sin tratamiento y los pacientes quedan inmunizados, de forma que no se vuelven a contagiar. No existen portadores de la enfermedad que puedan contagiar después de la fase aguda.
    • La hepatitis B se contagia por vía sexual, de la madre al hijo, por transfusiones de sangre o por pinchazo con agujas contaminadas. Los hijos de madres con infección activa enferman en más del 90% de los casos si no son protegidos adecuadamente. Los usuarios de drogas por vía parenteral, el personal sanitario, los pacientes en hemodiálisis, las personas que conviven con un paciente con infección crónica por virus B y las personas con vida sexual promiscua son los que más riesgo tienen de infectarse. Con frecuencia, la infección aguda pasa desapercibida o transcurre como si fuese una gripe, aunque también puede dar síntomas típicos como los ya comentados en la hepatitis A. Algunos pacientes se curan sin secuelas y tienen una inmunidad (es decir no vuelven a contagiarse) tras haber pasado el cuadro. Otros pacientes mantienen su capacidad de contagiar a los demás sin que esto les afecte a ellos mismos. Se denominan portadores crónicos y esta capacidad de contagio se debe a una partícula del virus denominada ‘antígeno Australia’ que persiste en estos individuos. Un tercer grupo de pacientes puede cronificar la enfermedad y desarrollar hepatitis crónica o cirrosis. Éstos tienen la capacidad de contagiar la enfermedad, pero a diferencia de los portadores, el virus les afecta negativamente también a ellos.
    • La hepatitis C se contagia por transfusiones y agujas contaminadas fundamentalmente. Con menos frecuencia, la infección se puede adquirir por vía sexual o materno-fetal. En numerosas ocasiones, el modo de contagio no es conocido. Más del 90% de los pacientes no tiene síntomas cuando contrae la enfermedad y ésta se suele descubrir de forma casual en un análisis o cuando comienza a dar síntomas porque ha producido una hepatitis crónica o una cirrosis. Entre un 50-70% de los pacientes infectados desarrolla una hepatitis crónica. Estos pacientes tienen la enfermedad y además la pueden contagiar a los demás.
      La fiebre, conocida a veces como temperatura o calentura, es un aumento en la temperatura corporal por encima de lo que se considera normal. La temperatura normal del cuerpo humano es de 37 °C (98,6 °F).[1] La fiebre actúa como respuesta adaptativa que ayuda al cuerpo a combatir los organismos que causan enfermedades y surge en respuesta a unas sustancias llamadas pirógenos que se derivan de bacterias o virus que invaden el cuerpo, o que son producidas por las propias células. Debido al sistema inmunitario poco experimentado con el que cuentan, los niños son más propensos a sufrir fiebres elevadas.[cita requerida]
      Las fiebres por encima de los 40,5 °C pueden amenazar proteínas de vital importancia, provocando estrés celular, infarto cardíaco, necrosis de tejidos, ataques paroxísticos y delirios.[citaNiveles de fiebreCausas La fiebre está relacionada habitualmente con la estimulación del sistema inmunitario del organismo. En este sentido, puede ser útil para que el sistema inmunitario tome ventaja sobre los agentes infecciosos, haciendo al cuerpo humano menos receptivo para la replicación de virus y bacterias, sensibles a la temperatura.
      Además de las infecciones, son causa de fiebre el abuso de anfetaminas y la abstinencia de una sustancia psicotrópica en un adicto a ella, así como la recepción de calor emitida por maquinaria industrial o por insolación.
      La fiebre tifoidea o fiebre entérica es una enfermedad infecciosa producida por Salmonella typhi (bacilo de Eberth), o Salmonella paratyphi A, B o C. Su reservorio es el hombre, y el mecanismo de contagio es fecal-oral, a través de agua y de alimentos contaminados con deyecciones.
      La bacteria ingresa por vía digestiva y llega al intestino, pasando finalmente a la sangre, causando una fase de bacteremia hacia la primera semana de la enfermedad; posteriormente se localiza en diversos órganos y produce fenómenos inflamatorios y necróticos, debidos a la liberación de endotoxinas. Finalmente, las salmonelas se eliminan al exterior por las heces.
      En el período de incubación, que dura de 10 a 15 días, se aprecian trastornos del estado general, una fase de bacteriemia con fiebre que aumenta progresivamente hasta alcanzar 39-40 °C, en cuyo momento se mantiene, cefalea, estupor, roséola en el vientre, tumefacción de la mucosa nasal, lengua tostada, úlceras en el paladar y, a veces, hepatoesplenomegalia y diarrea.
      La enfermedad puede evolucionar a la curación en 2 semanas o prolongarse con localizaciones focales a partir de la quinta semana. Si no se somete a un tratamiento adecuado pueden presentarse complicaciones graves, como hemorragia y perforación intestinal, shock séptico. Se produce un cierto grado de inmunidad que, aunque no protege frente a las reinfecciones, cuando éstas se producen son más benignas. El estado de portador puede ser transitorio o crónicoTransmisión

      Las moscas pueden transmitir la fiebre tifoidea en ambientes poco higiénicos transportando las bacterias a la comida y a la bebida. También se transmite de persona a persona en ambientes poco higiénicos donde las aguas fecales pueden entrar en contacto con la comida y bebida o debido a una pobre higiene personal en la manipulación de alimentos, incluso las personas convalecientes de fiebre tifoidea y los portadores asintomáticos pueden transmitirla durante largo período, ya que pueden haber bacterias en su tracto intestinal (se estima en un 5% de los casos) que se liberan por las deyecciones.

      Brucelosis

       
      Es una enfermedad infecciosa causada por el contacto con animales portadores de la bacteria llamada Brucella.

      Causas

      La bacteria Brucella puede infectar al ganado vacuno, las cabras, los camellos, los perros y los cerdos. La bacteria se puede diseminar a los humanos si usted entra en contacto con carne infectada o la placenta de animales infectados o si bebe leche o come queso sin pasteurizar.
      La brucelosis no es común en los Estados Unidos, con aproximadamente 100 a 200 casos cada año.
      Las personas que desempeñan trabajos que requieren el contacto frecuente con animales o carne, como los trabajadores de los mataderos, los granjeros y los veterinarios, están en alto riesgo.

      Síntomas

      La brucelosis aguda puede comenzar con síntomas seudogripales leves o síntomas como:
      • Fiebre
      • Dolor abdominal
      • Dolor de espalda
      • Escalofríos
      • Sudoración excesiva
      • Fatiga
      • Dolor de cabeza
      • Inapetencia
      • Dolor articular
      • Debilidad
      • Pérdida de peso
      Lo usual es que los picos de la fiebre ocurren cada tarde. La fiebre "ondulante" deriva su nombre de este tipo de fiebre con altibajos.
      Los síntomas adicionales que pueden estar asociados con esta enfermedad son:
      • Dolor muscular
      • Ganglios inflamados
        DISENTERÍA, DIARREA QUE ATACA A LOS NIÑOS Inflamación abdominal, agotamiento, fiebre y deposiciones líquidas con sangre son algunos de los síntomas de este problema generado por distintos microorganismos y que ataca con mayor fuerza a niños pequeños. Por fortuna, puede prevenirse cuando se toman las medidas necesarias
        La diarrea o presencia de heces acuosas, poco compactas y frecuentes, es uno de los problemas de salud que generan más visitas a los consultorios médicos, sin dejar de mencionar que también es causa común de ausentismo en centros laborales y escuelas. En adultos es un padecimiento generalmente leve, que se resuelve de manera rápida y sin complicación, mientras que en bebés y niños (sobre todo menores de 3 años) es más preocupante porque dura más tiempo y llega a generar deshidratación.
        Empero, cabe señalar que este trastorno gastrointestinal es el síntoma de una enfermedad que puede ser generada, entre otras causas, por estrés, consumo de alimentos en descomposición y, de manera muy común, microorganismos.
        Concretamente, la disentería es un padecimiento que se distingue por la presencia de diarrea con sangre y que en la gran mayoría de los casos tiene su origen en el ataque de dos tipos de seres diminutos: amebas (Entamoeba histolytica) y alguno de los cuatro bacilos del género shigella (por lo general sonnei y flexneri , y rara vez por las del tipo dysenteriae o boydii ). El por qué de este hecho radica en que tales seres microscópicos se establecen en el último tramo del sistema digestivo, el intestino grueso o colon, y ahí se dedican a destruir la mucosa o capa superficial de tejido, generando heridas o ulceraciones que se manifiestan con hemorragias.
        Este problema es más común en los infantes, en gran parte porque su sistema de defensa contra las enfermedades (inmunológico) se encuentra en maduración, pero también porque a menudo se exponen a los factores de riesgo. En efecto, el acceso de los microorganismos que generan este padecimiento se da a través del mismo sistema digestivo, lo cual ocurre cuando alguien consume comida y agua contaminados (casi siempre los ingiere en la vía pública o al salir de vacaciones), pero también sucede al alimentarse sin lavarse las manos.
        Esto último es importante porque los pequeños todavía no establecen adecuadamente sus hábitos de higiene y porque los microorganismos responsables de este problema gastrointestinal se propagan a través de restos de heces depositadas en el suelo o en la tierra, de modo que, sin darse cuenta, los niños pueden exponerse mientras juegan y gatean. Además, insectos como cucarachas y moscas también favorecen su difusión, por lo que interactuar con ellos por hacer alguna broma o “emprender una cacería” también es riesgoso.
        Parecidas, pero no iguales
        De acuerdo con su origen, las principales formas de disentería que existen se denominan bacilar (también llamada shigelosis) y amebiana (amebiasis). Ambas ocasionan síntomas parecidos, a saber:

        • Fuerte dolor abdominal y calambres en la región.
        • Tenesmo (dolor rectal).
        • Diarrea acuosa acompañada por sangre, moco o pus.
        • Nauseas y vómito.
        • Cansancio.
        • Pérdida de apetito.
        • Baja de peso.

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