Los trastornos de alimentación son todos aquellos que se caracterizan por presentar alteraciones graves en la conducta alimentaria. Los más frecuentes son la anorexia y la bulimia nerviosas.
ANOREXIA NERVIOSA
La Anorexia nerviosa es una enfermedad mental que consiste en una pérdida de peso derivada de un intenso temor a la obesidad y conseguida por la propia persona que enferma a través de una serie de conductas.
Afecta preferentemente a mujeres jóvenes entre 14 y 18 años.










La Bulimia nerviosa es un trastorno mental que se caracteriza por episodios repetidos de ingesta excesiva de alimentos en un corto espacio de tiempo en forma de "atracones" y una preocupación exagerada por el control del peso corporal que lleva a la persona afectada a adoptar conductas inadecuadas y peligrosas para su salud.
Afecta también mayoritariamente a mujeres jóvenes aunque algo mayores que en la anorexia.
Los síntomas más frecuentes son:






Las conductas alimentarias en las personas están reguladas por mecanismos automáticos en el sistema nervioso central (SNC) . La sensación de hambre procede, tanto de estímulos metabólicos, como de receptores periféricos situados en la boca o el tubo digestivo. Se induce la sensación de apetito, que desencadena la conducta de alimentación. Al cesar los estímulos aparece la sensación de saciedad y se detiene el proceso. Las personas normales, en situación de no precariedad presentan unas reacciones adaptadas a los estímulos de hambre y de sed, con respuestas correctas hacia la saciedad.
Desde hace tiempo, el hipotálamo se reconoce como el lugar donde radican los centros del hambre y la saciedad, pero es a través de la corteza cerebral donde se establecen mecanismos mucho más complejos relacionados con la alimentación, que están vinculados a experiencias previas.
Este proceso puede parecer automático y elemental, sin embargo no sólo son aspectos biológicos los que condicionan la conducta alimentaria sino otros mucho más complejos relacionados con experiencias psicológicas (los sentimientos de seguridad, bienestar y afecto que se experimentan a través del pecho materno en la lactancia), sociales ya que desde siempre el acto de comer ha sido eminentemente social y culturales, ya que la forma de comer y las características de los alimentos definen a los diferentes grupos culturales. Así se habla de dieta mediterránea, comida americana, italiana, india..., platos típicos, menús tradicionales, incluso comida basura.
En la actualidad, el acto de comer sigue siendo un fenómeno de comunicación social. A través de la comida el grupo se siente cohesionado e identificado, en la mayoría de los actos sociales la comida ocupa un lugar preferente.

Las posibilidades de que este proceso natural de alimentarse se altere son múltiples. En unas ocasiones, la causa es física, enfermedades que dificultan el proceso de la alimentación o alteran el aprovechamiento normal de los alimentos; por último este proceso natural puede verse alterado por factores sociales: religión, cultura, status, moda etc...
Así existen otros trastornos importantes como pueden ser la obesidad o falta de apetito derivada de enfermedades que las podemos considerar físicas y otras enfermedades que son mentales y desencadenadas por una serie de factores psicológicos, socio-culturales y educativos.
A partir de esta alteración en la conducta alimentaria aparecen los trastornos de alimentación de los que estamos hablando y que son fundamentalmente la Anorexia y la Bulimia nerviosas, quizás los más conocidos y preocupantes y otros a los que me referiré brevemente:
Síndrome del gourmet: Las personas que lo padecen viven pendientes de la preparación, compra, presentación e ingestión de platos exquisitos. Han perdido interés en sus relaciones sociales, familiares y laborales. Se cree que es consecuencia de daños en el hemisferio derecho del cerebro: tumor, golpe hemiplejia... No suelen estar demasiado gordas ni les preocupa su obsesión. Los tratamientos son neurológicos y psiquiátricos.
Trastorno nocturno: Quienes lo sufren -del 1% al 3% de la población- se levantan a comer por la noche, aunque continúan dormidos. No son conscientes de lo que hacen y no recuerdan nada al despertar. Si les cuentan lo que han hecho, lo niegan rotundamente. A menudo, hacen régimen durante el día. También se da en personas alcohólicas, drogadictas y con trastornos de sueño... Les tratan en unidades de trastornos de sueño.
Pica: (de pica, "urraca", en latín). Las personas que padecen este trastorno se sienten impulsadas a ingerir sustancias no comestibles: tiza, arcilla, yeso, trocitos de pintura, almidón, óxido, ceniza...
Suele darse entre mujeres con tendencia histérica, embarazadas y como consecuencia de déficits alimentarios serios. También es un hábito cultural de ciertos pueblos.
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